Una de las artistas hispanas más
reconocidas dentro del Arte Contemporáneo es Ana Mendieta (1948-1985), una cubana
exiliada en los Estados Unidos que dedicó su obra a desarrollar movimientos
como el performance y el Body Art, tendencias que la llevaron a expresarse de
formas no convencionales . A través de su cuerpo representó y creó obras con
las que mostró su personalidad luchadora, reivindicativa y provocadora con un
enfoque eminentemente feminista. Marcada por el exilio que le arrancó parte de
sus raíces al separarla de sus padres y de su tierra, y la llegada en los
sesenta a una población aún racista, Mendieta dedicó su producción a mirar
críticamente la sociedad que le rodeaba para después gritar corporalmente el
rechazo y el sufrimiento causado por temas como el racismo, la política, la
violencia, la marginación y el exilio. En muchas de sus obras recurrió al
entorno natural para mostrar la conexión entre lo humano y lo natural, de ahí
que también sea un referente en el movimiento del Land Art. Toda su obra
encuentra un denominador común en el cuerpo de la mujer, sello que utilizó para
acercar la crueldad de la violencia de género, defender la identidad de quienes
ocupaban los márgenes sociales de aquella época y la dimensión espiritual que
tanto interés le suscitaba, junto con la esfera de la religión y el rito. Su
cuerpo fue su herramienta, el canal por el que sus vivencias, opiniones y
preocupaciones, junto con su fragmentada identidad y su doble marginación –por
ser mujer y por ser exiliada cubana- brotaron hacia la luz.
Un artista sensible e íntima, al tiempo que trascendente, cuya obra tuvo un desarrollo complejo debido al influjo de elementos con orígenes muy diversos, que vio su intensa carrera artística -y también personal- truncada a la edad de 36 años al caer desde la ventana de su apartamento, un suceso trágico que muchos achacaron y achacan al que era su reciente marido, el artista Carl Andre. Un final fatídico y paradójico para lo que fue su vida, una constante lucha reivindicativa por la igualdad y la protección de la mujer. Una vida difícil de la que la artista se hizo eco, empleando su cuerpo y su pasión para mostrar el desgarramiento interior fruto de las amargas experiencias que vivió y que vio a su alrededor.
Glass on body (1972).
Fail hair transplant (1972).
Obras de la serie fotográfica Trasplante
de vello facial (1972), resultado del proyecto de tesis de master del curso de
pintura que realizó la artista, con las que Mendieta registró el proceso de
cortarle el bigote y la barba a un amigo para ponerlos sobre su propia cara y
dejar así paso a la fuerza varonil que los acompaña. Mendieta describía a esta
pieza como “una continuación de la obra de Marcel Duchamp L.H.O.O.Q. (1919),
una reproducción en forma de tarjeta postal de la Mona Lisa de Leonardo, a la
que Duchamp añadió bigote y barba”. Esta fascinación de Mendieta por la Mujer
Barbuda embona a la perfección en el corpus de una obra que, en muchos
sentidos, se dedicó a explorar procesos de disolución y desintegración de
identidades sexuales, étnicas y culturales.
Death of a Chicken (1972).
Performance realizado en la Universidad de Iowa, en el que la
artista, completamente desnuda, decapita un pollo y lo deja desangrar a la
altura de su pubis. Sin
duda, la fascinación de Mendieta por las leyendas y prácticas religiosas
afrocubanas que conoció durante su infancia se refleja en esta faceta de su
obra. Ana puntualiza su postura cuando recurre al sacrificio del otro para
potenciar su feminidad, con un gesto de violencia muy primitivo a la manera de
los actos de purificación Yoruba. Sin embargo asume una postura distanciada,
vaciando al ritual de su teatralidad religiosa y concretándose en el gesto,
como una visualización de la ritualidad moderna: la complacencia, la
purificación y el sacrificio del otro en pos de tus propios intereses. Es en
definitiva, un acto tan liberador como el religioso, sólo que enmarcado en un
referente que cambia de forma radical el significado, en la medida que reafirma
el significante como símbolo ontológico de la libertad. Esta performance que
causó gran impacto dentro de los medios artísticos y que guarda similitudes con
los gestos realizados por El accionismo Vienés, sobre todo en su manera de
liberar de la agresividad los impulsos inconscientes reprimidos, sintetiza un
poco la andadura teórica de Mendieta, que después se irá sintetizando y
reforzando progresivamente.
http://www.youtube.com/watch?v=X6mOKIJ17FQFeathers on a Woman (1972).
Directamente conectada con en el performance anterior,
Mendieta realiza “Feathers on a Woman”, donde involucra un cuerpo femenino y lo
travestiza. Lo cubre de plumas blanca y deja su sexo al descubierto. Podríamos leer
esta actuación como una continuidad de la anterior performance: para poder
realmente transitar, después del sacrificio debemos tomar la piel del otro. Es
incuestionable la trascendencia del discurso de género. Al dejar al descubierto
el sexo, potencia la marcada identificación social de los roles, y al mismo
tiempo refuerza con el ritual, la feminidad consciente de la mujer.
Autorretrato con sangre (1973).
Conjunto de fotografías que
muestran a la artista en primer plano bañada de sangre, una respuesta artística
a la violencia contra la mujer. Las imágenes documentan el performance que
llevó a cabo la artista con sangre corriendo por todo su rostro y escote.
Flores en el cuerpo (1973).
Obra de Ana Mendieta en la que su
cuerpo aparece semioculto entre las rocas, la tierra y la vegetación, cubierto
de pequeñas flores. Con ello la artista consigue que se cuerpo vuelva a ser
parte de la naturaleza, produciendo una fusión íntima. En gran parte de sus
obras exploró las relaciones del cuerpo y la naturaleza de un modo entre
religioso y místico, como ocurre en esta obra. Ana se acerca a lo religioso,
donde el ciclo natural de la vida conlleva una reencarnación, entendida ésta
como la transformación de un cuerpo en otro, un ciclo eterno de renovación de
la vida.
Rape Scene (1973).
Obra marcada por la influencia en
acción en la que Mendieta reacciona ante la violación de una joven en el campus
de la universidad en la que estudiaba. La artista aparece semidesnuda y
cubierta de sangre, con signos de violencia a su alrededor, recreando en su
propio apartamento la vulnerabilidad de la mujer ante el descontrol y la
atrocidad humana, denunciando contundentemente la utilización de la mujer como
objeto sexual. Una obra que detalla la crudeza de un instante.
Sin título (1974).
Se trata de una serie, que se
documentó en vídeo, en la que la artista dejó un rastro de una mezcla de sangre
de animales y pintura roja sobre una pared, como símbolo del sufrimiento de la
mujer, de los sacrificios que la naturaleza le exigen a su cuerpo con
regularidad.
http://www.youtube.com/watch?v=QccOqJ2WG8k
http://www.youtube.com/watch?v=QccOqJ2WG8k
Sin título, de la serie el árbol de la vida (1977).
Obra de la serie Árbol de la vida
con la que Mendieta lleva a cabo una de sus primeras acciones con límites
difusos entre el Body Art y el Land Art. La artista refuerza su unión con la
naturaleza al recubrirse de lodo para camuflarse en un tronco de árbol y pasar
a formar parte de él, al tiempo que posiciona su cuerpo formando la figura que
convirtió en estandarte de lo femenino. Esta obra es un acto de identificación
y aproximación a la esencia del ser humano.